Película "Matilda", 1996

Tal como afirma Simone de Beauvard en "El segundo sexo" de 1949 (La obra fundacional del feminismo, que impulsaría el movimiento desde que ella analizó las claves del concepto y expuso la terminología ideológica de la identidad femenina), la idea de la femineidad que tenemos hoy día es un producto de la historia cultural a la que nos vemos expuestos, y no tiene nada que ver con la biología. La femineidad la ha inventado la educación, y nos ha hecho confundir el término "hembra", con la idea de "mujer".

Por ello, como el problema radica en la educación que recibimos y no en la naturaleza de nuestros sexos, he querido elegir una película infantil que vi de pequeño, como muchos otros. Es el clásico de los noventa, Matilda, de Dany Devitto.

Matilda es la historia de una niña que tiene poderes y que es enviada a un orfanato horrible donde, gracias a la ayuda de una profesora que la ayudará y la fomentará, acabará con los problemas que la rodean. La protagonista no tiene miedo a nada, mostrándose como un personaje fuerte capaz de todo. No se preocupa por gustarle a los chicos. Emplea sus habilidades y se enfoca en superar un problema mayor, la malvada directora que aterroriza a los niños. Y esa enseñanza que puede dar a los más pequeños la considero muy útil. 

Al igual que el ensayo de Simone de Beauvard inspiró a las mujeres de los años cincuenta y sesenta, esta película pudo inspirar a las niñas de los 80 y 90, y enseñar algo a los niños. Tal vez sea una película un poco pasada de moda para los niños actuales, pero estableció una senda por la que películas de nuestros días pueden caminar con buen paso, y mostrar al mundo que el cambio es posible, y debe lucharse por él.

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